Un mecánico cubano ha cumplido su sueño de tener un carro, y para ello no le ha quedado más remedio que prácticamente construírselo él mismo. Gabriel González, residente en Playa Baracoa, La Habana, compartió varias fotos del proceso de reparación de su auto, que muestran el deterioro que tenía cuando lo compró y su estado actual, tras meses de esfuerzo y sacrificio.
"Aquí les muestro cómo recogí mi Fordcito y cómo está ahora", dijo en el grupo de Facebook "Ford 52 en Cuba". Decenas de internautas lo han felicitado por el mérito que tiene devolverle "la vida" a un vehículo tan deteriorado. González dijo que ese es el resultado de muchas horas de trabajo y que en este momento no piensa en lo que falta, sino en lo bueno que puede quedar.
"Lo estoy haciendo solo, sin ninguna ayuda", subrayó. El joven, residente en Playa Baracoa, La Habana, contó que nunca le han gustado mucho los Ford, pero tuvo la oportunidad de hacerse de uno por poco dinero debido a su estado. "Lo recogí con un imán del piso, estaba más muerto que vivo".
"La suerte es que todo lo hago yo mismo: soldadura mecánica y parte de chapistería, y también las adaptaciones de frenos y todo. Lo único que no hago yo es la tornería", precisó. Su objetivo era tener un auto bueno y por eso se embarcó en ese proyecto, aunque estaba podrido por completo.
"Le faltaban muchas cosas, en fin, casi imposible de armar. Tanto así que cuando lo traje a rastras todos se burlaron de mí de una forma fea, y poco a poco les he ido callando la boca a todas esas personas que no creyeron en mí. Por eso, con más fuerza quiero publicar mi historia, que es de superación, de logro, de cumplir un sueño", detalló.
Gabriel admite que hay que estar un poco loco para armar un carro en Cuba en este momento de crisis, pero para él las ganas de tener un medio de transporte propio son más grandes que la necesidad que hay en el país. "Lo que yo recogí no era un carro, era una ilusión", recalcó.
Ahora su Ford cuenta con un motor Volga 24 con caja cuarta y diferencial de Mitsubishi 4.1, con frenos de discos en las cuatro gomas y llantas 18 de 12 pulgadas. También tuvo que ponerle una cremallera (componente del sistema de dirección) que no es de su agrado, pero por ahora sus posibilidades económicas no le dan para instalarle un tornillo sin fin de Cherokee que él quisiera.
"Ya salí de la chapistería, ahora lo que voy a hacer es pintarle la carrocería por debajo antes de montarla en el chasis", comentó. "Esto es una lucha de puro ingenio, porque realmente no tenemos nada, todo es a base de invento", agregó.
Por el momento, Gabriel no tiene claro si cuando lo termine tendrá el valor de venderlo o cambiarlo; lo más probable es que se quede con él, porque es su primer carro y le gustaría conservarlo. A un internauta que está metido en un proyecto similar, le aconsejó: "No mires lo que te falta, piensa en cómo quieres que te quede. Muchas personas se burlaron de mí cuando empecé. Me decían que yo no podía y hoy me lleno de orgullo porque esas mismas personas me halagan".
La restauración de un Ford en Cuba: preguntas y respuestas clave
En este apartado, respondemos algunas preguntas frecuentes sobre la increíble historia de Gabriel González y su proyecto de restauración de un Ford en Cuba.
¿Qué motivó a Gabriel González a restaurar un Ford en tan mal estado?
Gabriel siempre quiso tener un auto propio y vio en este Ford una oportunidad, a pesar de su estado deplorable. Su deseo de tener un medio de transporte propio fue mayor que los desafíos que enfrentó.
¿Qué tipo de trabajos realizó Gabriel en el Ford?
Gabriel se encargó de la soldadura, la mecánica, la chapistería y las adaptaciones de frenos. La única parte que no hizo él mismo fue la tornería.
¿Qué componentes nuevos se le añadieron al Ford?
El Ford ahora cuenta con un motor Volga 24, caja cuarta, diferencial de Mitsubishi 4.1, frenos de discos en las cuatro ruedas y llantas 18 de 12 pulgadas.
¿Cuál fue la reacción de las personas al ver el estado inicial del Ford?
Al principio, muchas personas se burlaron de Gabriel cuando vieron el estado en el que estaba el Ford. Sin embargo, con el tiempo, esas mismas personas comenzaron a felicitarlo por su arduo trabajo y dedicación.