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El régimen cubano insiste en que sus medidas económicas están dando frutos

miércoles, 18 de septiembre de 2024 por Mercedes Rivas

El régimen cubano insiste en que sus medidas económicas están dando frutos
Manuel Marrero Cruz - Imagen de © X / @GobiernoCuba

“De perdidos, al río” es un refrán español que alude a la necesidad de terminar una acción peligrosa aceptando todas sus consecuencias. Esta expresión resulta aplicable al régimen cubano y sus recientes medidas para "corregir distorsiones y reimpulsar la economía". Según el Instituto Cervantes, el refrán se usa para indicar que, ante una situación complicada, se elige la solución más descabellada, como tirarse al río ante el avance de un enemigo o un incendio.

La cúpula del gobierno cubano parece estar familiarizada con esta expresión, a juzgar por los mensajes que emanan del Palacio de la llamada “revolución”. Estos mensajes dejan en evidencia la desesperación del gobierno de Miguel Díaz-Canel por demostrar que sus medidas económicas funcionan y que el país “avanza”.

El Consejo de Estado evalúa las medidas económicas

Este lunes, el Consejo de Estado evaluó el cumplimiento del cronograma del proceso de implementación de las medidas del Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía en el año 2024. Según el periódico Granma, el primer ministro Manuel Marrero Cruz presentó el informe del grupo económico del gobierno sobre la implementación de estas acciones.

¿Y cuáles son las conclusiones de este grupo acerca de las medidas aprobadas tras el fracaso del llamado “ordenamiento económico”? Contra toda evidencia empírica, los expertos y asesores de Díaz-Canel concluyen que “se ha continuado avanzando en las proyecciones encaminadas a la reactivación de la producción nacional”.

No solo se ha avanzado en esto. Según Marrero Cruz, también se ha progresado en “la generación de ingresos en divisas al país, el programa de estabilización macroeconómica, la disciplina presupuestaria y la reducción del déficit fiscal”. Además, se ha avanzado en “el fomento de las exportaciones y la reducción de importaciones, el fortalecimiento de la empresa estatal socialista –como actor primordial de la economía cubana–, y el proceso de bancarización, entre otras cuestiones de impacto en la población y en la economía del país”.

Contradicciones en el discurso oficial

La pregunta es, si en 2024 se ha “avanzado” en la implementación del paquetazo de medidas para “corregir distorsiones y reimpulsar la economía”, ¿por qué el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, reconoció a comienzos de septiembre el fracaso de la estrategia del gobierno para evitar apagones en el verano?

O ¿por qué a mediados de julio el propio Marrero Cruz admitió la falta de recursos para mantener la canasta familiar normada? “Casi todos los productos de la canasta familiar hay que importarlos, y esta es la prioridad a la hora de destinar divisas para invertir”, dijo.

Si se “avanza”, ¿por qué a comienzos de julio el régimen presentaba un nuevo paquete de medidas para corregir distorsiones y reimpulsar la economía durante 2024, enfocadas en ajustar el Plan y el Presupuesto 2024 a las condiciones de “economía de guerra”?

Tampoco se avanza, según el propio régimen, en el enfrentamiento al delito. Lo reconoció el propio Marrero Cruz en junio, afirmando que los delitos e ilegalidades aumentan porque “no se avanza en la identificación y eliminación de las causas y condiciones que favorecen la proliferación de estos fenómenos”.

Extraña manera de “avanzar” la del régimen cubano, que a finales de mayo reconocía su incapacidad para satisfacer las necesidades básicas de la población, desde la salud, la alimentación, la energía o el transporte.

Así lo expresaba la subdirectora general de la Dirección de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), Johana Tablada de la Torre: “[Estamos] en una situación prácticamente inédita de incapacidad de suplir las necesidades básicas de nuestra población. En todos los órdenes, en el transporte, en la alimentación, en los salarios”, reconoció la funcionaria. Por supuesto, culpó al “bloqueo”.

¿Qué hacía Díaz-Canel reconociendo a mediados de abril el desastre del transporte en Cuba? ¿Qué hacía Marrero Cruz días antes, reconociendo el fracaso del proceso de bancarización y el fiasco de la tasa de cambio oficial que estableció para las divisas como parte del “ordenamiento económico y monetario”? ¿Pero no se está avanzando en el terreno de la bancarización?

¿Quién puede entender ese “avance”, si a comienzos de abril Díaz-Canel reconocía que la situación del país es crítica y pedía al pueblo confianza en el futuro? Lo dijo en su podcast Desde la Presidencia: el estado de opinión de los cubanos sobre la situación del país, la escasez de alimentos y la canasta básica, es "crítico y negativo". ¿Quién lo entiende?

Eso sí, aseguró que llegarán tiempos mejores, siempre que el pueblo sepa ofrecer alternativas, trabajar duro, esforzarse y sacar provecho de lo que él denomina la "resistencia creativa".

Inconsistencias en la narrativa oficial

¿Y qué hacía por esos mismos días el secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba, Ulises Guilarte de Nacimiento, admitiendo que el régimen cubano también incumple el pago de salarios a los trabajadores y de pensiones a los jubilados debido a la falta de efectivo? Y la viceministra primera de Economía y Planificación, Mildrey Granadillo de la Torre, ¿qué hacía reconociendo que “no se ha logrado el efecto esperado” tras la subida de los precios en los combustibles?

Y De la O Levy, ¿qué hacía a mediados de marzo aceptando que Cuba atravesaba un "complejo escenario energético", y asegurando que la situación mejoraría en abril? Por esas mismas fechas Marrero Cruz hacía “referencia al estado de opinión de la población sobre el incremento descontrolado de los precios y llamaba a encontrar soluciones efectivas para detener la espiral inflacionaria”. ¿Es eso avanzar?

“Con las medidas, poco a poco, vamos a reordenar la economía. Con las medidas, poco a poco, vamos a ir a una mejor situación, y vamos a abrir el definitivo camino a la prosperidad y el desarrollo que merece este pueblo, que es un pueblo heroico”, dijo el gobernante en enero tras aprobar el “paquetazo”.

Y a mediados de enero decía: "Pueden hacer propuestas. El que crea que hay otras cosas con las que podamos mejorar el país, lo hacemos. Necesitamos que en 2024 cambie la situación que hemos vivido en los últimos tres años, por las razones que ustedes saben". Por esas fechas también decía que la "economía no funciona a la medida de las necesidades y deseos de todos".

Visto lo visto, parece que Cuba tampoco “avanza” a la medida de las necesidades y deseos de todos.

“De perdidos, al río”, según el Instituto Cervantes, es la opción que queda a los desesperados, esa que conduce a que ya nada importe, o a que la idea más absurda represente la única solución.

Cuestionando los avances económicos en Cuba

Ante el discurso oficial de que las medidas del régimen cubano están teniendo éxito, surgen numerosas preguntas sobre la verdadera situación económica y social del país. A continuación, respondemos algunas de las inquietudes más relevantes.

¿Cuál es la situación actual de la economía cubana según el gobierno?

Según el gobierno cubano, se ha avanzado en la reactivación de la producción nacional, la generación de ingresos en divisas, la estabilización macroeconómica y otras áreas. Sin embargo, estas afirmaciones contrastan con la realidad de escasez y crisis económica que vive el país.

¿Por qué persisten los apagones y la escasez de recursos básicos?

A pesar de las medidas anunciadas, el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, reconoció el fracaso en evitar apagones durante el verano. Asimismo, el propio gobierno ha admitido la falta de recursos para mantener la canasta familiar normada y otros servicios básicos.

¿Qué contradicciones existen en el discurso del gobierno cubano?

Mientras el régimen afirma que la economía está avanzando, también reconoce múltiples fracasos en áreas clave como la energía, el transporte y la alimentación. Estas contradicciones ponen en duda la veracidad de los supuestos avances.

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