Plaza de Armas: donde nació La Habana
Es difícil asociar las armas y este lugar mientras estás sentado en los bancos de su parque, a la sombra de sus árboles frondosos, disfrutando del fresco, las palomas caminando a tus pies y bebiendo de las fuentes, mientras observas en el centro la Estatua de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria cubana, los anaqueles repletos de libros que los “libreros” venden a los turistas extranjeros, los magníficos edificios a su alrededor y terminas enrolado en la paz de la vida que allí fluye, sin sospechar que este lugar que data del siglo XVI, es el punto generatriz de La Habana, capital de Cuba.
El trazado de la Plaza de Armas rememora el de las plazas fortificadas de la Europa medieval. Este popular sitio está ubicado en La Habana Vieja, Patrimonio de La Humanidad y Centro Histórico de la urbe cubana, justo donde nace la conocida calle Obispo, muy cerca del Malecón habanero.
Surgió con el asentamiento de la Villa de San Cristóbal de La Habana. Primero se le denominó “de La Iglesia”, tenía carácter público y comercial y a su alrededor se situaron las casas de los principales vecinos. Desde su creación constituyó un lugar de reunión de los habitantes y fue circundada por sus principales instituciones.
Perdió su carácter público tras la construcción del Castillo de La Real Fuerza, una de las edificaciones creadas para la defensa de la ciudad que se halla a un costado de la plaza, que desde esa época fue destinada a la realización de ejercicios militares y recibió el nombre con que hoy se le conoce.
Sufrió un período de decadencia y en el siglo XVIII fue remodelada luego del derribo de la Iglesia Parroquial Mayor y se construyeron en ella el Palacio de Correos e Intendencia, hoy "Palacio del Segundo Cabo" y el Palacio de los Capitanes Generales, los edificios públicos más relevantes de la época.
Se le realizó otra remodelación en 1834 durante el mandato de Miguel Tacón. Fue entonces cuando se le agregaron las hermosas fuentes y áreas verdes que hoy posee y una estatua de Fernando VII que se mantuvo allí hasta 1955, en que fue sustituida por la de Carlos Manuel de Céspedes, obra del artista cubano Sergio López Mesa. También mantuvo hasta la década del 50 del siglo XX sus funciones como espacio político y administrativo.
Otros monumentos y edificaciones que pueden ser apreciados desde La Plaza de Armas son El Templete, construido en 1828, en el sitio en el cual se piensa que fueron celebrados en 1519 la primera misa y el primer cabildo de la urbe; la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena, el Museo de Ciencias Naturales Felipe Poey y el Museo Nacional de Historia Natural, los tres ubicados en el Edificio Horter 115, en el cual radicó la embajada de Estados Unidos hasta ser trasladada a su actual sede situada, frente al Malecón, en el Vedado.
También se encuentran en La Plaza de Armas el Hotel Santa Isabel y el restaurante Al Medina donde grupos musicales amenizan la degustación con populares melodías cubanas que ponen a bailar a más de uno de los comensales y transeúntes.