La receta de helado de Mamey de Nitza Villapol en su libro Cocina al Minuto
Cualquier bebida o postre refrescante es siempre bienvenido y en Cuba suele llegar a ser una bendición, especialmente cuando el sol del trópico decide calentar con fuerza redoblada.
En la isla son muy populares los batidos, esa bebida a base de frutas tropicales como el mango, la guayaba, el mamey, la fruta bomba (papaya), el plátano, la guanábana, entre otras, que se mezclan con leche, azúcar y trozos de hielo en la batidora y dan esa delicia frapé que es la gloria misma.
Pero, por más que nos seduzcan, hoy no hablaremos de recetas de batidos sino de helado y nada menos que de mamey, como le llaman en La Habana, o zapote, según lo nombran en la región oriental de Cuba. Esa deliciosa fruta ovalada de cáscara carmelita fina y algo grumosa, poseedora de una pulpa roja, suave, dulce y aromática.
Pues tomada directamente del libro Cocina al Minuto de Nitza Villapol, que dicho sea de paso está repleto de “recetas fáciles y rápidas de hacer”, te va esta fórmula de helado de mamey que seguro adorarás. Necesitarás:
1. Una taza y un cuarto de pulpa de mamey
2. Un tercio de taza de azúcar
3. Tres cucharadas de agua
4. Una clara de huevo
Cuela la pulpa de fruta en un colador y mídela. Por otro lado mezcla el agua con el azúcar déjala hervir por dos o tres minutos. Después une el almíbar con la pulpa de la fruta. Coloca la mezcla en el refrigerador, en la gaveta preferiblemente y déjalo allí por una hora. Una vez trascurrido este tiempo, bátelo hasta que esté cremoso, añádele la clara de huevo batido a punto de nieve.
Luego une todo bien aunque sin batir mucho. Más tarde colócalo en un recipiente en el congelador y déjelo enfriar un par de horas hasta que cuaje. Tendrás seis deliciosas porciones para repartir.
Nitza Villapol fue una pedagoga, que condujo por 44 años el muy popular programa televisivo Cocina al minuto, basado en su libro de igual nombre que se encuentra hoy en muchos hogares cubanos.
En cuanto al mamey, algunos consideran que es un afrodisíaco. Pero lo que sí está probado científicamente es que constituye una excelente fuente de vitamina C, B6 y E y también es abundante en riboflavina, niacina, manganeso, potasio y fibra dietética.