La cabeza de Patricio, leyenda de San Juan de Los Remedios
Si los remedianos supieran donde está el famoso Patricio, no faltaría en Remedios quien se lo llevara bien lejos durante cada festividad en esa villa del centro norte de Cuba.
¿Quién es el tal Patricio? Pues quizás el personaje más conocido por todos los remedianos. Aunque lo de personaje ya no se ajusta muy bien a su actual apariencia, y su referencia casi constituye un punto cardinal en la octava villa de Cuba.
Dice la tradición oral que en Remedios vivió en una casita pobre pero muy decorosa un negrito que trabajaba como zapatero. Cariñosamente en la villa le llamaban el maestro Patricio.
Hemos de aclarar que si bien estamos hablando del siglo XVIII no se trataba de un esclavo, sino de un liberto, que había alcanzado ese privilegio como regalo de su amo después de cumplir la honrosa misión que este le encomendó: nuestro protagonista nada más y nada menos había estado por La Habana en la guerra contra los ingleses, durante su ocupación del occidente cubano.
Tal parece que en el conflicto, y gracias a su corpulencia y valentía nuestro amigo tuvo una participación más que destacada, y por tal motivo al regresar a San Juan de los Remedios obtuvo la carta de libertad.
Sin embargo, lejos estaba de imaginar aquel carabalí que pasaría a formar parte de la tradición oral remediana, que dicho sea de paso es más que abundante como hemos podido notar con anterioridad.
El caso es que si bien su tamaño y fortaleza física llamaban la atención, tenía otro atributo mucho más llamativo, capaz generar una de los mitos más graciosos de la tierra remediana.
Según referencias del médico más antiguo del pueblo, don Martin Rojas, el negro Patricio, tenía una cabeza enorme y frondosa.
Algunos aseguran que se veía así como lo que vino a ponerse de moda en los ochenta del siglo pasado con las tendencias afro de la moda, y que todavía se conoce como espendrún. Pero en el caso de nuestro Patricio no era tanto el esponjoso pelaje como su núcleo duro lo que resultaba enorme a la vista de los remedianos de entonces.
Y claro como el choteo nunca nos ha sido ajeno a los cubanos, los vecinos de la villa cuando querían establecer comparación con algo grande, lo comparaban con la cabeza del negrito. Esa calabaza es más grande que la cabeza de Patricio, bromeaban algunos, mientras que otros más dados a los estudios meteorológicos notaron algo muy singular, consistente en que siempre que se nublaba el cielo hacia el sur remediano, zona por donde vivía el zapatero de marras el aguacero era cien por ciento seguro, incluso aunque el cielo estuviese completamente despejado por los demás puntos cardinales.
Así fue surgiendo la tradición que sobrevivió al querido personaje. Siglos después todavía son muchos los que aseguran, incluso por encima de Rubiera y sus certeros pronósticos, que si en Remedios hay una tempestad por " la cabeza de patricio" no hay quien les quiete el agua de arriba.
No se trata de una invención impuesta o de la pertinaz fabulación de uno pocos, hasta los jóvenes del presente mirarán por estos días la cabeza de patricio y sabrán de esa manera si los festejos del 500 tendrán resplandores de parranda o por el contrario serán fiesta al fin, pero con esa húmeda y plomiza compañía, contra la que no valdrá suerte alguna de Remedio Santo.