La santa con la rosa de los vientos que protege al viajero peregrino en La Habana
En actitud de marcha con velos y ropa al viento y la rosa náutica en las manos para indicar el rumbo de todos los caminos de la existencia.
La Virgen del Camino de La Habana es el nombre de esta impresionante obra de dos metros de la célebre escultora cubana Rita Longa, quien solicitó que el Tribunal de Ritos de Roma interviniera para declarar legítima la vocación de los creyentes hacia esta sublime y querida imagen que fue coronada finalmente por el cardenal Arteaga como la “madre protectora del viajero peregrino”.
En realidad su inauguración estaba programada para el 20 de mayo de 1945, pero no pudo hacerse ese día sino después. Sin embargo las muestras de devoción inmediatas del pueblo hacia la nueva imagen fueron tan intensas que no quedaron dudas de que había nacido con fuerza La Virgen del Camino de La Habana que terminó dándole nombre esa zona de la urbe.
Sí, porque resulta que en este lugar que era el cruce de caminos a la salida de la capital, existían dos bodegas, una llamada la Sorpresa y la otra la Virgen del Camino, la cual pertenecía a un español que la nombró así en honor a la virgen de su región de León en Pamplona. Frente a dicho establecimiento se ubicó una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, que por coincidencia tal vez, fue llamada por la gente con el mismo nombre que la de España.
Pero el amplio plan de obras públicas de La Habana incluyó crear amplios parques y avenidas en aquel sitio y se demolió todo con tal fin. Para suerte de los devotos, el Ministro de Obras públicas de entonces era un fervoroso católico de visión preclara y quiso reparar el daño hecho con la desaparición de la imagen y prometió a la vecindad que la Virgen volvería a emplazarse, esta vez dentro de la pérgola del parque. Rita Longa era la escultora de ese ministerio y se le encargó la escultura que lleva la originalidad de su magistral sello.
Longa volcó en ella su interpretación de la Santísima Virgen y quiso que no se pareciese a ninguna de las creadas por cualquiera de los artistas de ese tiempo y, respetando las palabras del Ministro de Obras Públicas, hizo una Virgen para los caminos de la Isla.
Es frecuente ver flores frescas a sus pies depositadas por los cientos de fieles devotos que llegan a ella cada día pidiendo luz para su camino y agradeciendo, mientras alrededor la vida fluye como un gran , donde cada cual conoce y se mueve hacia su destino que puede ser desde la cercana
Luyanó, las playas del este, la Habana Vieja, El Cotorro hasta el más impensado punto de la geografía cubana.