Conoce al educador cubano que más hizo por la enseñanza pública en la isla
José Cipriano de la Luz y Caballero fue un filósofo y educador cubano catalogado como maestro por excelencia, un formador de conciencia que magnificó el sentido de la nacionalidad en la isla.
Sobresalió por sus colaboraciones en temáticas científicas, filosóficas y literarias y se le considera como una de las personas que más ha hecho por la educación pública en Cuba.
Es más conocido como José de la Luz y Caballero y nació el once de julio de 1800 en La Habana, Capital de Cuba; una época en la que todos los nacidos en la isla eran ciudadanos españoles, porque La Mayor de las Antillas era entonces un provincia española de ultramar y todavía la nacionalidad cubana estaba en proceso de formación.
Su familia poseía el ingenio (fábrica de azúcar) San Francisco de Paula, así como la hacienda Santa Ana de Aguiar. Al niño lo criaron en un ambiente de humildad y estricta disciplina. A los siete años de edad quedó huérfano y se hizo cargo de su educación su tío materno José Agustín Caballero quien era profesor en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio.
Estudió latín y filosofía en el convento de San Francisco a los doce años y en 1817 obtuvo el título de bachiller en Filosofía en la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana. Ingresó luego en el Seminario San Carlos y San Ambrosio con el fin de hacerse sacerdote. Aquí, se graduó años después de bachiller en leyes y también aquí conoció a Félix Varela y Morales, el cual despertó en de la Luz y Caballero el espíritu científico renovador de la Europa del siglo XVIII.
Se convirtió en un prominente filósofo, seguidor fiel de las doctrinas de Félix Varela. Llegó a ser políglota: dominaba el inglés, francés, italiano y alemán lo que hacía que fuese aún más asombrosa su amplísima cultura. En 1824 asumió el cargo de director en la Cátedra de Filosofía del Seminario de San Carlos, responsabilidad que estaba anteriormente en manos de José Antonio Saco notable sociólogo, historiador, periodista y economista y del padre Félix Varela: el hombre que enseñó a pensar a los cubanos.
En los años que mediaron entre 1837 y 1841 el maestro viajó por varios lugares del mundo, y pudo conocer a grandes hombres de ciencia e intelectuales, entre ellos: en Dresde, en el entonces imperio alemán al poeta Johann Wolfgang Von Goethe, al científico Alejandro de Humboldt y al filósofo Karl Krause; al novelista Walter Scott en Escocia, en Francia al paleontólogo, zoólogo y botánico Frederic Cuvier y en Italia al conocido lingüista, el cardenal Giuseppe Gasparo Mezzofanti.
En 1831 Regresó a Cuba y se consagró "con fervor de apóstol en mejorar la enseñanza" en la isla, según afirma Nicolás Heredia en su obra Trozos Selectos. En este volumen se afirma, además que en 1943 viajó nuevamente a Europa y regresó para comparecer ante una comisión militar pues se suponía que estaba involucrado en la conspiración de los negros. Su inocencia quedó probada.
Tiempo después fundó el famoso colegio El Salvador al cual se dedicó hasta el fin de sus días y por cuyos bancos pasaron Ignacio Agramonte Loynaz, Enrique Piñeyro, Manuel Sanguily, el propio Nicolás Heredia entre muchos otros cubanos notables.
La muerte del maestro José de la Luz y Caballero el 22 de junio de 1862 estremeció a toda La Habana. Según información de la Wikipedia, se cuenta que quinientos carruajes y más de seis mil personas acudieron al entierro e, incluso, que el Capitán General decretó homenaje póstumo. También se relata sobre una frase que nació del pueblo y aseveraba que muchos pobres negros revolverían "sus baúles buscando trapos negros para asistir al entierro de don Pepe".
Uno de sus aforismos más conocidos y que demuestra su grandeza como maestro es el que reza:
“Estudiar no es solo dar carrera para vivir, sino templar el alma para la vida”
Desafortunadamente hoy en las escuelas de la isla no se estudian su pensamiento y obra con la profundidad necesaria, a pesar de que son pilares fundamentales sobre los cuales se erigieron la educación y la nacionalidad cubanas.