¡Esto es Cuba! Así se vive el béisbol cubano en el Gran Estadio Latinoamericano de La Habana
Conocido como Estadio del Cerro, El Coloso del Cerro y años después Estadio Latinoamericano, el Gran Stadium de La Habana se inauguró el 26 de octubre de 1946 con bombos y platillos, en la barriada del Cerro.
Desde esa fecha hasta hoy, el Latino ha fue oficiador del béisbol a escala internacional, pues en su terreno jugaron grande clubes de béisbol y fútbol profesionales de todo el mundo, aunque en algunos momentos, como el comprendido entre 1948 y 1954 acogió también encuentros de fútbol profesional.
Desde su diamante brillaron los clubes locales de La Habana, Almendares, Marianao y Cienfuegos. Pero además, acogió mundiales de béisbol amateur durante muchos años y en 1949 se inauguró en su instalación la afamada Serie del Caribe.
El coloso fue una de las sedes de la Liga Internacional de la Florida con los Havana Cubans. También tuvieron su asiento los Cuban Sugar Kings, un equipo incomparable de la Liga Internacional Triple A, que se llevó el campeonato en el año 1959.
Para 1960 fue rebautizado con el nombre de Estadio Latinoamericano, y desde entonces ha sido la sede esencial de los eventos nacionales e internacionales del béisbol en Cuba. Baste decir que desde la fundación de las Series Nacionales en 1962, es la casa de los equipos de la capital, especialmente de Industriales, aunque metropolitanos también jugo en su terreno. En sus predios se han desarrollado eventos políticos, culturales y deportivos de gran renombre, fundamentalmente los relacionados con los panamericanos de 1991.
Desde su fundación hasta hoy ha sido la instalación deportiva más popular, querida y emblemática del deporte cubano, con actividades de gran arraigo. Acogió la discusión de torneos profesionales, como los Cuban Sugar Kings, de la Pequeña Serie Mundial en 1959, y también varios torneos regionales y mundiales.
De cara a la oncena Serie Nacional, en la temporada 1971-1972, fue remozado y ampliado, para elevar su capacidad sobre los 50 mil aficionados, algo que los aficionados agradecieron considerablemente pues ya se quedaba chico ante la desmedida asistencia de público.
Si de figuras hablamos, por allí ha desfilado lo que más vale y brilla del béisbol cubano e internacional, mencionemos solamente a Adolfo Luque, Conrado Marrero, Martín Digo, Agustín Marquetti, Luis Giraldo Casanova y Omar Linares, entre otros muchos.
Sus instalaciones se han utilizado en diversos espectáculos como rodeo, bailes populares, exhibiciones y hasta las legendarias peleas de boxeo, actividades circenses, de autos voladores que chocaban en el aire, y otras muchas.
El visitante puede admirar la imponente edificación habnera, que se ha sostenido a través de los tiempos pese a carencias y abandonos. Pero lo cierto es que ha sido esa suerte de casa grande que todos desean visitar alguna vez, para verla repleta de público. Su majestuosidad no mira de reojo a verdes, naranjas o azules, y a todos los recibe con los brazos abiertos.
En los últimos años se ha remozado en más de una ocasión, hasta la reparación capital para la reciente visita del equipo Tampa Bay Rays, de las Grandes Ligas, que se enfrentó a una selección de la Isla, con la presencia de los presidentes Raúl Castro y Barack Obama.
Si bien se dice que el Béisbol es oriundo de Norteamérica, los aborígenes cubanos practicaban el llamado batos, que se jugaba con un leño en forma de bate y una pelota hecha de resina de árbol que se golpeaba. El coloso del cerro es un verdadero monumento a ese deporte que en Cuba constituye verdadera devoción y fiesta.