El Teatro Tomás Terry de Cienfuegos: una de las más elegantes edificaciones eclécticas de la ciudad
El Teatro Tomás Terry, declarado Monumento Nacional, es una de la de las más elegantes edificaciones eclécticas del Centro Histórico de la ciudad de Cienfuegos, perteneciente a la provincia homónima, situada en la zona Central de Cuba a poco más 240 kilómetros al este de su capital, La Habana.
Es el más importante de los teatros de La Perla del Sur, como también se le llama a la urbe, se localiza frente al Parque Martí en la esquina que forman la avenida 56 y la calle 27.y se corresponde por su tipología con el coliseo a la italiana, pues su sala en forma de herradura consta de cuatro niveles, dispuestos de manera que el público desde las 950 butacas quede siempre de frente al espectáculo.
Es uno de los integrantes del a trilogía de los teatros cubanos del siglo XIX junto al Sauto de Matanzas y La Caridad de Villla Clara, símbolo que identifica a la cultura en la zona central del país y uno de los edificios cienfuegueros con mayores valores patrimoniales y arquitectónicos.
Fue galardonado en 2008 con el Premio Nacional de Conservación por la sistemática labor de preservación que ha garantizado que se mantengan íntegros la imagen, espacio y funcionalidad originales del inmueble, así como su permanente uso cultural y social. Gracias a dicha acción el teatro Terry aún conserva el sistema de bambalinas y tramoya utilizado desde su fundación en 1890.
Rematando el elegante pórtico de la fachada principal, se encuentran tres mosaicos de la casa veneciana de Salviati que constituyen una alegoría a las musas de la comedia, la tragedia y la música y representan uno de los escasos ejemplos de la presencia del arte bizantino en Cuba.
Por dentro es aún más hermoso: bastidores de lienzos que exhiben imágenes alegóricas a la risa, el llanto y la aurora pintadas al óleo, cuadros del músico Gaspar Villate, la poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda y motivos florales, piezas de un gran valor pictórico todas ellas. El escenario por su parte es complementado por dos torres de palcos proscenio o grilles; los techos y paredes están exquisitamente adornados con pinturas murales del artista Camilo Selaya (filipino-madrileño, quien también decoró el teatro La Caridad de Santa Clara). Destaca además la superficie de veinticuatro metros en la boca y diecinueve de profundidad a la cual precede una embocadura en su mayoría dorada y trabajada bellamente al relieve.
En el vestíbulo, sentado en una butaca, relajado pero a la vez en pose de orgullosa satisfacción, recibe a los visitantes desde hace 127 años la estatua de mármol de don Tomás Terry, el hombre más acaudalado de la isla en su época, a quien debe su existencia y nombre la institución, pues en 1863 ofreció al gobernador Pezuela un donativo de sesenta mil pesos para la edificación de un teatro de lujo con varios pisos, palcos y platea en el cual se presentaran artistas de renombre. De dicho presupuesto cincuenta mil pesos se destinarían a la construcción y diez mil a una escuela para infantes pobres que se financiaría con las ganancias teatro.
El proyecto en cambio no se realizó hasta 1887, un año después de la muerte de Terry París, momento en que sus hijos José Emilio y Francisco viajaron a Cienfuegos y cumplieron la promesa del padre destinando cien mil pesos a la construcción del magnífico coliseo, propósito con el cual se constituyó la sociedad civil Sucesión de Don Tomás Terry para edificarlo y administrarlo.
La obra fue sacada a concurso y se eligió el proyecto que utilizó el recurso de los palcos en forma de herradura, propuesto por Lino Sánchez Mármol, ingeniero militar santiaguero. En 1887 se colocó la primera piedra y en 1889 fue concluido el imponente teatro.
La inauguración, se produjo el 12 de febrero de 1890 tras la llegada de los hermanos Terry a Cienfuegos, quienes recibieron de las autoridades locales un álbum que testimoniaba la gratitud de la urbe, en una gran ceremonia cultural en la cual artistas cubanos interpretaron importantes obras nacionales y universales.
Y sí, el teatro de Terry es una joya valiosa que perdura por su admirable conservación, las grandes figuras que han pisado sus escenarios como Sarah Bernhardt, Enrico Caruso, Ana Pavlova, Jorge Negrete, Alicia Alonso, Joan Manuel Serrat, Antonio Gades, Ernesto Lecuona, Rosita Fornés, entre muchas otras, pero más aún porque en él siguen latiendo con fuerza la cultura cubana y universal.