El Parque del Carmen, donde demonios y piratas no lograron llegar
Cuando en 1689 el asedio de demonios, corsarios y piratas se hizo irresistible en San Juan de los Remedios, cientos de moradores de la vetusta villa, fundada por españoles en el centro norte de Cuba, emigraron tierra adentro en busca de un mejor lugar donde vivir.
El 15 de julio, al llegar a una colina de fresco ambiente, coronada por un robusto tamarindo y flanqueada por dos ríos, establecerían allí la nueva localidad, bien lejos de las maldiciones y ataques de demonios y bandidos.
Precisamente ese tamarindo marca el lugar fundacional de Santa Clara, una de las principales ciudades cubanas, y ubicada en la región más central, a 278 kilómetros de la capital del país.
Se trata de una urbe transitada cada día por miles de visitantes que buscan conocer las esencias del cubano más allá de los empaques que caracterizan al turismo en los principales polos del país.
Pero en el Parque del Carmen no solo ese árbol, devenido con los años símbolo de la próspera villa, recuerda la misa fundacional a la usanza española en el nuevo mundo. Varios son los elementos que en esa vieja plaza nos recuerdan el acierto de erigir allí la que sería luego una gran ciudad.
Un sobrio obelisco de mármol gris con forma de espiral creciente rodea al añoso tamarindo fundacional. Ese peculiar monumento dispone de 18 columnas con los nombres de aquellas familias remedianas que fundaron la nueva villa. La última de esas pilastras termina en una cruz cristiana, como perenne recordatorio del cariz religioso que tuvo aquel acontecimiento.
En 1744 y por orden del cabildo se delimitó el terreno, donde en el siglo anterior se habían reunido las familias remedianas para fundar la villa de La Gloriosa Santa Clara. En el sitio mercedado se erigió entonces una ermita para recordar también el significativo hecho.
Y allí está la Iglesia del Carmen, uno de los templos más visitados por los parroquianos; una edificación que resume en su diseño los elementos característicos de la arquitectura religiosa del Siglo XVIII, y rasgos del siguiente. Declarada Monumento Nacional, es un fiel testigo de la historia local y nacional, además de un auténtico símbolo de identidad para los santaclareños.
Desde ese templo se realizan múltiples actividades pastorales encaminadas en difundir los valores cristianos en la comunidad, desde la formación de adolescentes y jóvenes, la ayuda material y espiritual a las familias con reclusos, o la distribución de alimentos a desvalidos.
Alrededor de la parroquia hallamos igualmente otros elementos de gran valor patrimonial, desde una vetusta bomba de agua que por muchos años ha servido a los pobladores de la urbe, hasta una escultura dedicada al célebre pedagogo cubano José de la Luz y Caballero.
Igualmente, bajo la acogedora sombra de un arbolado perfecto y la tranquilidad del reposo, todo visitante puede apreciar otras esculturas y monumentos como los que inmortalizan a la Maestra Nicolasa, una entrañable educadora de la antigua villa y también al Vaquerito, joven soldado caído en estos predios.
Sin lugar a dudas, el parque del Carmen será un lugar atractivo para aquellos visitantes que quieran conocer Santa Clara; de la misma manera que todo santaclareño, guarda un vínculo entrañable con el sitio donde 18 familias encontraron un día asiento seguro, lejos de demonios, corsarios y piratas.
Foto Cortesía de lezumbalaberenjena (Wikimedia Commons)