La Audiencia: el atractivo encanto de un palacio de justicia
¿Qué es ese enigmático edificio que roba la atención del viajero a su paso por la ciudad de Santa Clara?
Un imponente palacio saluda a todo aquel viajero que, siguiendo esa monumental obra que es la Carretera Central de Cuba, llega a la bella ciudad de Santa Clara, ubicada a 278 kilómetros de La Habana.
A la vera de la larga vía y ya en el centro mismo de la capital villaclareña, se alza majestuoso y soberbio el Palacio de Justicia, un edificio originalmente conocido como La Audiencia, en los días de la antigua provincia Las Villas.
Si bien hoy se ha rebautizado desde su función de sede del Tribunal Provincial, nadie lo reconoce como tal, y todos continúan llamando de la manera inicial, a este coloso ecléctico que por derecho propio constituye una de las joyas arquitectónicas de la ciudad.
Y es que sin lugar a dudas se trata de una de esas maravillas concebidas por el ingenio del hombre en esta urbe del siglo XVII, junto a edificaciones tan admirables como la Biblioteca Provincial Martí, La Casa Provincial de Cultura o el Teatro La Caridad.
Lugar monumental
Es una de las tantas y colosales obras que erigiera en toda Cuba, y particularmente en Las Villas, su territorio natal, el quinto presidente de la república Gerardo Machado (1871-1939), antiguo general de las tropas anticolonialistas y luego férreo dictador. El mismo que construyera entre otras obras la propia Carretera Central y el emblemático Capitolio Nacional, que distingue a La Habana.
Como muchas de las obras erigidas en los años 20 del pasado siglo, el palacio de Justicia destaca por su cuidada solemnidad y belleza. La escalinata central culmina en seis altas columnas, que sostienen el monumental frontispicio. En el friso aparecen emblemas alusivos a la justicia y el derecho, función para la que fue creado el edificio y que por casi un siglo ha mantenido.
Precisamente la rectitud que la justicia reclama se plasmó en la fachada, con el cuidado de las normas simétricas, la austeridad propia de las líneas rectas y la economía de decorados, rasgos tan característicos del eclecticismo cubano de influencia neoclásica.
El palacio de Justicia dispone de cinco niveles incluyendo los sótanos carcelarios. De su interior nos llama poderosamente la atención el extenso salón principal y la imponente escalera de mármol que se abre en su centro, coronada con el finísimo trabajo de los vitrales.
No obstante, esta no es la única vía de acceso a los niveles superiores, pues otra de las bellezas ingenieriles del edificio son sus elevadores de factura inglesa. Con su típica cancela de hierro desplegable, aún se mantienen en perfecto estado técnico, y permiten un rápido ascenso tanto a los trabajadores del tribunal como al visitante que solicite un paseo por el palacio.
Desde la planta alta es posible admirar el trazado del patio central, con exuberancia de plantas y jardineras, algo típico de las construcciones coloniales y de la primera mitad de la república, a partir de las altas temperaturas de la isla, y como solución arquitectónica que busca ventilación.
Si llamativo es su interior, también lo es el parque donde se encuentra enclavado el Palacio de Justicia. Conocido como el Parque de la Audiencia, este espacio dispone de terrazas, jardineras y bancos a muy bajo nivel, pues el objetivo esencial es brindarle perspectiva y profundidad al edificio.
No obstante, en su centro destaca un colosal obelisco que rinde honor al segundo presidente cubano, José Miguel Gómez, también villareño y mambí, y presenta una escultura alegórica al mérito de la justicia.
Juicio a Fidel Castro
El entorno del palacio, de hecho, siempre tuvo una estrecha vinculación con la historia regional y nacional. Antes de su construcción, el lugar sirvió de cárcel para los patriotas mambises que se oponían al régimen español, muchos de los cuales fueron condenados y fusilados allí mismo.
Años después, por iniciativa del Club Revolucionario Villareño se colocó una tarja de mármol que consagraba “caminante descúbrete, este lugar está santificado por la sangre de los patriotas que el tirano hizo morir porque ansiaban la libertad de la Patria.” Algo que originó la bonita tradición de quitarse el sombrero al andar por esos lares.
Durante la última etapa de las luchas cubanas, ya el Palacio de Justicia acogería importantes sucesos como el juicio celebrado el 14 de diciembre de 1950 contra el joven Fidel Castro por disturbios estudiantiles.
Según recoge la historia documental del palacio, el entonces abogado de 24 años que dos años después asaltaría el Cuartel Moncada, pronunció un apasionado discurso de denuncia contra el gobierno de turno, siendo la primera vez que el posterior gobernante asumió una autodefensa.
Cargado de historias, valores arquitectónicos y una increíble belleza, el Palacio de Justicia de Santa Clara y su Parque de La Audiencia, nos invitan a contemplar la prestancia de esta vieja urbe cubana, lejos del bullicio y el ajetreo citadinos.