El Balcón que Diego Velázquez "le robó" a Hernando de Soto
El Balcón de Velázquez es un magnífico mirador situado en la esquina donde confluyen las calles Mariano Corona y San Basilio, en el Centro Histórico de la ciudad de Santiago de Cuba, ubicada en la provincia homónima de la región oriental de la Mayor de las Antillas.
La terraza permite admirar el paisaje marino, la bahía, las montañas, el emblemático barrio del Tivolí, otras edificaciones coloniales de la urbe santiaguera, la Alameda Michelsen y el puerto Guillermón Moncada.
Hoy además de recibir incontables visitantes nacionales y extranjeros que acuden a disfrutar de las magníficas vistas que ofrece de la ciudad, este legendario lugar es centro de diferentes actividades artísticas y culturales entre las cuales figuran obras teatrales, conciertos y desfiles de moda.
En realidad debió llamarse Balcón de Hernando de Soto quien fue el responsable de su construcción luego de llegar a la urbe santiaguera -que todavía era capital de Cuba- en 1538, como Gobernador de la isla y Adelantado de la Florida.
Por aquel entonces hacía 14 años que Diego Velázquez había fallecido y la ciudad no contaba con una fortaleza que la defendiera de los ataques de piratas y corsarios.
En 1539 tras varios informes fue puesto en conocimiento del Consejo de Indias la llegada a Santiago del Alcalde Bartolomé Ortíz en compañía del gobernador don Hernando de Soto quien, según se anunciaba, había iniciado la construcción de una fortificación en el puerto.
La obra fue muchas veces detenida debido que los recursos y los hombres destinados a su edificación eran desviados para reprimir a los aborígenes de Baracoa, Baitiquirí y las zonas próximas a la ciudad de Santiago de Cuba. La terminación del fuerte, considerado el primer baluarte de la ciudad oriental, fue lenta y finalmente estuvo listo en 1550.
Los santiagueros terminaron llamándolo Balcón de Velázquez en honor al fundador de las siete primeras villas de la isla, pues se dice que se erige justo en el lugar en que este mandó construir el primer fuerte de la urbe, aunque investigaciones recientes afirman que la edificación del revellín se debe a don Hernando de Soto.
Es un lugar realmente hermoso y atractivo, lleno de historia, ubicado en el mismo corazón de la urbe, desde donde pueden tomarse excelentes fotografías de Santiago y vivirse agradables e inolvidables momentos.