Esa fiebre llamada Mambo
Un baile revolucionó los salones de los aňos 40 y 50, en la mitad del mundo, de una forma sin precedentes en toda la historia músicas, era un baile sensual y hasta feroz, si se le compara con los paradigmas establecidos hasta el momento. Ese ritmo conquistó a los más inimaginados públicos desde Cuba, hasta Colombia, México y los Estados Unidos. Ese contagioso ritmo fue el Mambo.
Los orígenes de este ritmo son africanos, algo que se percibe fácilmente desde su lenguaje musical y danzario, pues se caracteriza por una expresión libre que se corresponde orgánicamente con los ritmos del tambor. Y esos sonidos se acompañan con movimientos de caderas y pelvis ondulantes y fluidos, aunque son los pasos sinuosos y los movimientos de hombros sincopados con precisión, los que marcan su indiscutible sello.
60 años después el mambo todavía tiene fieles seguidores alrededor de todo el mundo, siendo muy popular en el mundo del Ballroom y entre los aficionados de la timba cubana y la salsa. No obstante, el mambo que se baila hoy en estos ambientes es muy distante al mambo auténtico que se contagió a América en los aňos 40.
El sabroso mambo tuvo su surgimiento en Cuba allá por los aňos 30, a partir del son y la rumba cubana, con la fusión de otros elementos musicales afrocubanos y caribeños. El término “mambo” se refiere a “una conversación con los dioses” según el idioma Kilomgo, uno de los dialectos africanos que llegó a Cuba junto con los esclavos.
Por otro lado también se le llama “mambo” a un tipo de sacerdotisa o maga en algunas tradiciones africanas que llegaron al Caribe de la mano de los conquistadores ibéricos y sus dotes negras. Dicha sacerdotisa ayudaba a las personas a que entraran en comunión con los dioses mediante el trance que propiciaba el baile. En ambos casos alude a una expresión que acerca a los dioses.
Y de hecho, el mambo heredó esta característica de trance, deleite y frenesí, pues cuando llegó a las pistas de baile conviertió en una revolución de expresión nunca antes vista a nivel popular, bailar bien el mambo era bailar como solo los dioses pueden hacerlo.
A partir de los estudios realizados al respecto, según los historiadores de la música en la isla, parece ser que Arsenio Rodríguez inventó el mambo y Cachao lo desarrolló en La Habana de los años 30.
Luego fueron Dámaso Pérez Prado y Benny Moré quienes lo internacionalizaron y lo hicieron famoso fuera de la isla, especialmente en México, Colombia y Estados Unidos, alrededor de los aňos 40. El baile original se caracterizaba por su libre espontaneidad, aunque comprendía pasos muy complicados y verdaderos movimientos acrobáticos, que no todos sabían conseguir.
Fue cuando Pérez Prado se mudó a México que llevó el mambo a ese país norteño. Allí el nuevo ritmo adquirió una popularidad insospechada, que luego Benny Moré llevaría el a planos estelares, y manifestaciones como el cine, donde el baile del mambo auténtico quedó grabado para siempre en cientos de escenas memorables.
Precisamente en México surgirían grandes bailadores de mambo que pasaron a la historia, tales como Lilia Prado Tongolele, Tin Tan, Adalberto Martínez y Rosa Carmina. Y de allí se extendió la nueva fiebre a la ciudad de Nueva York, de modo que en poco tiempo el contagioso ritmo se puso de moda, y lo empezaron a tocar y bailar en renombrados lugares como el Palladium.
Fue una odisea según dicen, pues para que los seguidores de los bailes de salón pudieran aprender a bailar mambo los grandes maestros de baile en Estados Unidos estructuraron el baile por pasos, figuras y reglas que le podaban de alguna manera el carácter de improvisación original. Y ese fue el estilo que se popularizó en Estados Unidos y a nivel internacional con los años, llegandose a convertir en uno de los bailes más preciados en el mundo del Ballroom.
En el presente el mambo todavía se enseña y baila en algunos lugares de Cuba y México, y puede ser una grata experiencia para los visitantes que llegan a nuestro país el asumir su aprendizaje, pues se trata de uno de los más selectos bailes dentro de la música popular.