Lo que debes saber del Manatí Antillano, una especie vulnerable a la extinción
El manatí, ese singular mamífero marino con apariencia mansa y tierna, es la única especie herbívora de este grupo de animales que integra la fauna marina autóctona de Cuba, según el libro Mamíferos en Cuba de los doctores Carlos A. Mancina y Rafael Borroto-Páez
También se le conoce como vaca marina y pertenece al orden de los sirenios que comparten numerosas características con mamíferos como los cetáceos (delfines y ballenas): piel gruesa, extremidades reducidas y cuerpo hidrodinámico.
Su cabeza es más bien pequeña con respecto al cuerpo, tiene ojos pequeños que le confieren una expresión inofensiva, poseen una membrana interna que protege sus globos oculares y otras que sellan las fosas nasales e impiden la entrada de agua cuando está sumergido, no tienen pabellones auditivos y sí largos pulmones de un metro que garantizan y su flotabilidad.
Por su parte le gestación dura de once a trece meses y nace normalmente una sola cría, los gemelos son mu y raros.
Este peculiar linaje parece haber surgido hace nada menos que 50 millones de años, según estudios paleontológicos y pertenece a la familia Trichenidae que incluye las tres especies de sirenios denominadas manatíes que son: el del oeste de África (Trichechus senegalensis), el del Amazonas (Trichechus inunguis) y el de las Indias Occidentales (Trichechus manatus).
Este último grupo incluye a su vez dos subespecies: el manatí de las Antillas o del Caribe (T m. manatus) y el de la Florida (T m.latirostris). Se estima que de este último existen cerca de 3807 ejemplares, en cambio se desconoce el número de individuos del antillano, se cree que probablemente asciendan a 1000 o 2000 ejemplares en las costas mejicanas.
Y en Cuba la situación de la población de manatíes es prácticamente desconocida, ha habido muy poca evidencia histórica de abundancia de estos animales en las Antillas Mayores. La información que sobre ellos existe en el país se limita a literatura no científica, experiencias personales, documentos institucionales y registros históricos.
A pesar de esto, sin embargo, muchos autores creen que Cuba atesora la población de manatíes más significativa en la región antillana. El Almirante Cristóbal Colón ya refería la presencia de grandes grupos en manantiales de la Bahía de Cochinos; por otro lado Fernando Oviedo en su manuscrito Historia General y Natural de las Indias habla del uso de rémoras y ballestas por los aborígenes para capturar a estos mamíferos.
También el naturalista de origen alemán, Juan Gundlach, describe una población abundante en 1886, no obstante fue el primero en advertir sobre la disminución que había comenzado a sufrir la especie, la cual ha sido históricamente cazada por el hombre para obtener su carne, piel y grasa.
La experiencia de los marineros indica que los manatíes pueden observarse a lo largo de la isla y de acuerdo con anécdotas de pescadores los lugares con mayor abundancia de ellos en toda Cuba son: La Ensenada de Broa y el río Hatiguanico, en la Ciénaga de Zapata.
Otras regiones con presencia significativa son el golfo de Guanahacabibes en Pinar del Río; la Esenada de Siguanea, en la Isla de la Juventud; al norte de Villa Clara; el Río Máximo en Camagüey y la desembocadura de río Cauto en Granma.
Hoy el manatí antillano se encuentra dentro del apéndice I de CITES (por sus siglas en inglés): Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (en inglés: IUCN) como especié vulnerable a extinguirse.