La Catedral de La Habana
Con asombrosa hermosura y la importancia histórica de sus doscientos años se yergue la Catedral de La Habana, seduciendo a quienes llegan a la plaza homónima para admirarla, en La Habana Vieja, centro histórico de la Capital de Cuba, Ciudad Maravilla del Mundo.
Esta bella iglesia, ubicada exactamente en el No.158 de la calle Empedrado, fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1982, constituye una de las obras más importantes de la arquitectura nacional y es el máximo exponente de un estilo desarrollado en la Isla en el siglo XVIII: el “Barroco Cubano”.
Este estilo está identificado por la forma cóncava de su fachada, los espirales laterales, el remate superior y la forma de la cornisa intermedia aunque por sus dos torres campanarios laterales, la forma rectangular de 34 x 36 m que posee su templo, las ocho capillas laterales y las tres naves que la integran y los gruesos pilares, pertenece también a la corriente toscana.
En la Catedral radica la Arquidiócesis (parroquial mayor) de La Habana – en sus inicios situada en el lugar en que hoy se encuentra el Museo Palacio de los Capitanes Generales– y se realizan las ordenaciones de los sacerdotes y diáconos cubanos. Ha sido testigo además de la visita de los tres últimos papas: Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.
Su interesante y rica historia narra, que cerca de 1704 los hijos de San Ignacio de la Orden de los Jesuitas habían solicitado sin éxito al procurador general de La Habana el permiso para construir un iglesia en la antigua Plaza de La Ciénaga, localizada donde hoy se yergue la Catedral de La Habana. Finalmente en 1721 les fue concedido y se les indicó el lugar donde podían erigir el convento y la iglesia.
Para 1767 cuando ya estaba terminado el colegio y la iglesia se hallaba a medio construir, la orden religiosa fue expulsada del Nuevo Mundo y se paralizaron las obras. En aquellos esos momentos la parroquial mayor estaba en muy mal estado y en 1772 tuvo que ser llevada al Oratorio San Felipe Neri, hasta que en 1777 fue trasladada al lugar donde se hallaba la inconclusa iglesia jesuita. Al año siguiente se inició la construcción del a Catedral de La Habana dedicada a la Purísima Concepción. En el Altar Mayor puede apreciarse su imagen.
Se le realizaron grandes reformas bajo el mandato del obispo Juan José Díaz de Espada y Fernández de Landa, conocido por los cubanos como El Obispo Espada, las cuales incluyeron la sustitución de altares, estatuas y otros adornos considerados de mal gusto, por óleos que eran copias de originales, según afirmaciones del historiador Emilio Roig de Leuchsenring.
El piso de La Catedral es de mármol blanco y negro, los trabajos de orfebrería del altar mayor y el resto de los altares, así como las esculturas fueron realizados por el artista italiano Bianchini en Roma bajo la dirección del famoso escultor español Antonio Solá. Detrás del citado altar mayor se divisan frescos originales Perovani, pintor italiano y las pinturas que adornan el interior salieron de la mano del pintor francés Jean-Baptiste Vermay. Posee además varias Capillas. Se destaca la de Nuestra Señora de Loreto, consagrada por el obispo Morell de Santa Cruz en 1755. Existen también en su interior tumbas y sagrarios de varios personajes ilustres de La Habana y de la Isla de aquellos tiempos.
En su parte posterior radicó el Seminario de San Carlos y San Ambrosio donde se estudiaron y se formaron generaciones de sacerdotes y donde también se gestó el pensamiento propio de la nación, por personajes ilustres como Félix Varela, el hombre que ensenó a pensar a los cubanos; el maestro José de la Luz y Caballero, el científico Tomás Romay, el escritor Cirilo Villaverde, Rafael María de Mendive, maestro del Apóstol José Martí, entre muchos otros.
La Catedral colinda en la plaza homónima, con las mansiones de lo más selecto de la aristocracia habanera de hace 200 años: la del Marqués de Aguas Claras, hoy Restaurante El Patio; el Palacio del Marqués de Arcos actualmente Museo de Arte Colonial y la Casa de Don Luis Chacón o Conde de Casa Bayona.