La Catedral de Cienfuegos, símbolo y orgullo de la ciudad
La Catedral de Nuestra Señora de la Purísima Concepción es un bello templo católico erigido frente al Parque Martí en Cienfuegos, ciudad cabecera de la provincia homónima, conocida además como La Perla del Sur, localizada en la región central de Cuba, cerca de 240 kilómetros al este de La Habana, capital del país.
La también llamada Catedral de Cienfuegos forma parte del centro histórico de la urbe, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2005. Se inauguró en 1833 y fue una parroquia adscripta al Obispado de La Habana hasta el 20 de febrero 1903, año en que fue declarada como Santa Iglesia Catedral por el Papa León XIII.
En los años que mediaron entre la inauguración y la declaración de la parroquia como catedral se sucedieron una serie de mejoras, hasta lograr la hermosa apariencia que exhibe hoy la emblemática iglesia, que fueron posibles gracias al concurso de los habitantes de la ciudad, cuyo sentido de pertenencia resulta realmente admirable.
Inicialmente la iglesia no poseía ni torre campanario ni pórtico. En 1846 ante la escasez de recursos para completar la obra, el gobernador Ramón M. de Labra animó a las señoras del pueblo quienes crearon una comisión con el objetivo de reunir el dinero necesario para culminar la obra. Mediante la organización de un conjunto de festejos en los cuales se hacían colectas públicas, llegaron a reunirse los fondos requeridos para levantar la torre que fue construida en 1850. También se erigió el altar mayor y se obtuvo además la imagen de la patrona de la villa: la Virgen de la Purísima Concepción en la ciudad de Barcelona, donada por Domingo Sarría Valdespino.
En los años siguientes se agrandaron y perfeccionaron el espacio inconoclástico y la sacristía y fueron instalados dos altares nuevos de estilo neoclásico. Uno fue costeado por los vecinos y se dedicó al Sagrado Corazón de María y el otro, consagrado a Santa Rita de Casia, fue donado por la ciudadana Juana del Castillo.
En 1866 Santiago Murria, ingeniero civil norteamericano, proyectó la ampliación que dotó a la catedral cienfueguera de su segunda torre, la más alta, y una nueva bóveda. Se intentó demoler la original situada en la nave lateral derecha, pero los ciudadanos de la época, mostraron una vez más su gran sentido de pertenencia no permitiéndolo. Es por eso que existe la diferencia de tamaño entre las dos torres que le confieren una curiosa y peculiar elegancia al edificio religioso.
Muchas familias acaudaladas y habitantes de Cienfuegos hicieron donaciones al templo: el reloj francés de cuatro esferas, los vitrales en representación de los 12 apóstoles, las campañas de bronce, los mármoles del piso y los restantes elementos del interior de las puertas, candelabros, jarrones, piezas de cristal de bohemia, lencería de altares y santuarios en holán e hilo trabajados en crochet, rondas y richeliu, entre otros.
La catedral es un edificio espacioso y posee una adecuada intercomunicación entre sus diferentes partes a las que se accede por amplias puertas, lo que la hace muy funcional.
Este insigne templo es un monumento al compromiso de los cienfuegueros con su iglesia y con su ciudad, que lo exhibe con gran orgullo y quiere que continúe siendo admirado y frecuentado por sus fieles por los siglos de los siglos, amén.