Hotel Hanabanilla: un balcón que mira al paraíso
No hay paisaje en toda Cuba que asemeje siquiera al caprichoso entorno que regala el embalse Hanabanilla, único lago intramontano de la isla de Cuba, y destino seguido por miles de turistas que buscan esa rara conjunción entre la sierra y sus aguas.
Situado al pie del lago y en pleno macizo del Escambray villaclareño, se erige uno de los hoteles más inusuales del país. Una instalación ideal para eliminar el estrés citadino, al amparo de los más altos valores naturales de nuestros campos.
En plena falda de la cordillera y a 400 metros sobre el nivel del mar, donde predomina la espesura del monte, se alza el Hotel Islazul Hanabanilla, que, a 288 kilómetros de La Habana, ofrece los más exóticos amaneceres y crepúsculos que el viajero logre imaginar.
Esta instalación turística fundada en 1976, se sirvió de un puesto privilegiado de la geografía nacional. Si bien no se trata del más bello de los resorts, encuentra su principal valor en la reserva de flora y fauna que lo circunda.
Desde sus 125 habitaciones climatizadas y confortables regala un ambiente de ensueños, con una amplia vista del lago, que custodiado por empinadas montañas, es el protagonista absoluto del lugar.
Saltos de agua, pocetas naturales, ejemplares únicos de nuestra flora y fauna y un microclima muy singular, hacen de este paraje villaclareño un verdadero paraíso para los amantes del ecoturismo y el turismo de salud.
Desde la instalación, que posee una extensa piscina y demás comodidades, se puede disfrutar de paseos en lancha sobre el espejo de agua con casi 15 kilómetros cuadrados y una profundidad de 40 metros.
Pequeñas lanchas circulan de manera regular el embalse, sirviendo lo mismo para las excursiones de los huéspedes que para conectar con el pueblito cercano a las diferentes familias que habitan la rivera, o trasladar a los niños hasta la escuelita de la zona.
A bordo de una de estas embarcaciones el visitante quedará admirado con los despeñaderos y escarpados riscos que por momentos le sirven de techo. Una gran variedad de especies de la flora y la fauna pueden divisarse en los islotes, o las cavernas y terrazas que se forman en la orilla.
A lo lejos las diminutas casitas de los campesinos de la zona, pintadas de cal, parecen perlas blancas en medio del intenso verde. En algunas de ellas, sin embargo, se han abierto suculentos restaurantes de comida criolla, que gozan de gran aceptación por los huéspedes del hotel. De seguro no faltará el plato típico del cubano, esa apetitosa combinación de cerdo asado, con el congrí y la yuca blanda con mojo.
Las propuestas de senderismo que programa el hotel Hanabanilla, acercan al viajero al exuberante ecosistema del macizo de Guamuhaya, y lo ponen en contacto directo con la flora y la fauna endémica del lugar.
De hecho, entre los mayores atractivos que ofrece el hotel sobresale la excursión a Río Negro, al que se llega después de una travesía en botes por las apacibles corrientes del Hanabanilla para luego asumir el empinado ascenso que nos llevará hasta un restaurante campestre en medio del lomerío.
En el Lago Hanabanilla también habitan las mayores de truchas del país, lo que motiva cada año la realización del festival nacional de la captura de la trucha, un evento competitivo que reúne a los más apasionados de la pesca deportiva.
Están a la disposición de los vacacionistas entre otras opciones, dos restaurantes, el bar, una excelente parrillada en el Caney, la sala de fiestas, la discoteca, la sala de juegos, y los equipamientos necesarios para la práctica de deportes náuticos.
Con todos esos encantos, el Hotel Hanabanilla se erige por derecho propio como una de las propuestas más singulares para hacer turismo a contacto con la naturaleza, en el centro de Cuba.