Conoce la historia del niño de la bota, símbolo de la ciudad de Santa Clara
En el parque Vidal de la ciudad de Santa Clara, ubicada a 278 de la capital del país existe una fuente muy peculiar, entorno a la cual los niños retozan y no son pocos los turistas que deciden tomarse una foto.
La escultura de un niño con su botín en la mano derecha, por cuyas roturas se escurre el agua, es el motivo de tan sugerente surtidor, que desde su originalidad caracteriza al parque Leoncio Vidal y se erige como una de las iconografías más distintivas de la ciudad, junto a la efigie del Comandante Ernesto Ché Guevara.
Realizada en bronce, la figura del niño está colocada en medio de una fuente circular frente al centenario Teatro La Caridad, Monumento Nacional de la República de Cuba, y desde esa ubicación acapara la curiosidad de lugareños y turistas que, con muchísima frecuencia, plasman en una foto, la sugerente estampa de bronce.
Esta escultura, considerada patrimonio local de la ciudad, fue emplazada en el parque Vidal, el 15 de julio de 1925, en el aniversario 236 de la fundación de esta ciudad del centro de la isla, que había sido fundada el 15 de julio de 1689.
En medio de las tareas de reconstrucción y reanimación de este parque se habían presentado varias esculturas candidatas para ornamentar la plaza, entre las más llamativas se hallaba este chicuelo, ejecutado en bronce por la compañía norteamericana The Union Manufacturing.
De tal suerte, es posible que esculturas similares existan hoy en otras latitudes del orbe, como consecuencia de su fabricación industrial en serie, pero en ningún otro sitio fue tomada la estatuilla como icono distintivo de una ciudad.
Claro que resulta evidente que el modelo no fue un niño cubano, pues su fisonomía está más acorde a los estereotipos de un chaval de rasgos europeos e indumentaria inglesa o francesa.
Si bien tuvo la desdicha de ser arrancada de su pedestal en 1959, 11 años después, al encontrarse los restos de la fuente original, que hoy se conservan en el Museo de Historia, y motivó luego la modelación de una réplica por el artista José Delarra.
Dicha réplica se repuso en el sitio original, durante las festividades por el tricentenario de la localidad, en l989, para beneplácito de pobladores y visitantes.
Si bien, esta escultura no tiene mayor simbolismo para los santaclareños que el de haber sido instalada en el corazón de la urbe por casi 50 años, por derecho propio su silueta distingue los negocios e instituciones de la ciudad, y hasta el transporte público lleva plasmado en su rótulo tan peculiar figura.
Esta imagen, en forma de medalla, es entregada a los artistas destacados de la nación que hayan favorecido el desarrollo cultural de la ciudad de Santa Clara, y sin lugar a dudas es símbolo del amor y respeto que le profesan los habitantes de la capital villaclareña a sus valores culturales, su historia y tradiciones.
Foto de Portada cortesía Ladyrene Pérez