La Península de Guanahacabibes, la gran reserva natural de Cuba abierta al ecoturismo
La Península de Guanahacabibes, en la provincia Pinar del Río, parque nacional, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1987 y donde se halla el punto más occidental de Cuba, el Cabo de San Antonio, es una de las más grandes reservas naturales el país.
Lo más significativo de Guanahacabibes es su variada, abundante y muy diversa flora y fauna, caracterizada por su gran endemismo. En este territorio poblado de bosques vírgenes, habitan 62 especies de aves de las cuales 11 son propias de la región. Entre estas se incluye al ave más pequeña del mundo, el conocido zunzuncito o "pájaro mosca".
La Reserva tiene gran relevancia porque se encuentra en la ruta migratoria del Misissipi y han llegado a registrarse en ella 128 especies pertenecientes a las diferentes categorías de aves migratorias. Cuenta además con 30 especies de reptiles, 19 endémicas; 13 de anfibios, de ellas 10 locales, según el libro "Principales Regiones de la Biodiversidad Cubana."
Dicho volumen asegura que pueden apreciarse venados, jutías congas y las iguanas cuyas poblaciones son abundantes y de una mansedumbre sorprendente, fácilmente observables en su habitad natural. Se aprecian además cangrejos y otros animales.
En cuanto a las plantas existen algunas variedades muy valiosas como es el ébano carbonero, muy apreciado por su dureza y color negro, la caoba, el roble, la majagua y la yarúa, entre muchas otras.
En sus playas varias especies de tortugas van a depositar sus huevos y existen además valiosos arrecifes coralinos en sus costas. Los expertos consideran que, de las 7 especies de tortugas marinas existentes en el mundo, 4 han sobrevivido en este maravilloso lugar, cuyas aguas abiertas al Golfo de México son ricas en langostas y otros productos del mar. Esta situación geográfica también la hace blanco del el azote de los ciclones tropicales que causan estragos en su ecosistema.
El ecoturismo, es la alternativa económica que va tomando auge en esta región, poseedora de la menor densidad poblacional de Cuba, tan solo 40 habitantes y un antiguo faro, el Roncali, que ilumina la travesía de los barcos atraviesan el Canal de Yucatán. Además posee costas vírgenes de gran belleza, una estación ecológica situada en La Bajada y el centro turístico María la Gorda en Cabo Corrientes, con un centro de buceo, donde se vela por el cuidado y conservación del medio ambiente. Entre las playas de la península pueden citarse las de Gutiérrez; Poza de Juan Claro, Juan Ramos, Antonio Resguardo y tumba de Noroña.
La geología de Guanahacabibes es distinta a la del resto de la Isla. Su costa norte es pantanosa y la sur elevada, con presencia en varios trayectos de paredones (formaciones rocosas altas). Algo contrario a lo que sucede en el reto del país. La parte terrestre de la península está integrada por el Cabo Corrientes, El Veral y Cabo el citado Cabo de San Antonio, unidos por una estrecha faja de tierra que se extiende a los largo de la línea costera. Mientras que la porción marina se encuentra al sur y va desde Jaimanitas situada al este, hasta la nororiental Punta Cajón.
Este territorio fue uno de los refugios finales de los aborígenes que escaparon de los españoles, y se conservan en él cerca de 140 sitios arqueológicos vinculados con denominados Guanahatabeyes. Otro importante suceso histórico ocurrido aquí fue el desembarco en 1895, por la zona de María la Gorda, de una gran expedición dirigida por Juan Rius Rivera, en apoyo a la lucha, quien se encontró con Antonio Maceo en Puerta de la Guira, situada en los alrededores de La Jarreta.
Hoy la importante reserva cubana, solo refugia a los pocos pobladores, los científicos que van allí a estudiar y garantizar la protección de su riqueza natural, y los turistas que se aventuran a disfrutar y fotografiar un paraíso terrenal virgen, tranquilo y aislado donde se respeta y cuida el entorno.