La Carretera Central de Cuba: la única vía que conecta toda la isla, desde Occidente hasta Oriente
Cada vez son más los turistas que toman una bicicleta, o rentan un auto para conocer con sus propios ojos las maravillas de Cuba. Haz tu propio plan, toma la iniciativa y disponte a conocer nuestros pueblos y ciudades, con la certeza absoluta de que no corres otro peligro que el de quedar enamorado de aquello que probablemente encontrarás a tu paso.
Y si quieres recorrer Cuba hazlo por carretera, pues no existe mejor manera, dadas las particularidades de nuestra isla, larga y estrecha. La Carretera Central es una de esas maravillas de la ingeniería civil cubana, pues, con sus mil 139 kilómetros de largo y seis metros de anchura, conecta los dos extremos del país.
El viajero tiene la opción de comprar un paquete turístico y reservar todo un circuito, lo mismo por medio de las agencias estatales de viaje, que sirviéndose ya de algunas novedosas ofertas particulares.
Aunque si nos dejan escoger, les sugerimos rentar un auto y viajar con total albedrío por cada uno de los rincones de la Isla, descubriendo cada detalle de la idiosincrasia y modos de vida del pueblo cubano, y escogiendo aquellos lugares donde desea alargar su estadía.
No dejes que nadie te cuente, vive tu propia experiencia y conoce la isla de pueblo en pueblo, escrutando la vida real del cubano de a pie, descubriendo esos encantos sencillos y perpetuos que difícilmente podrás encontrar en los catálogos turísticos.
Conoce los prodigios de la Perla del Caribe, a partir de la oportunidad que brinda una de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana de todos los tiempos. Su sinuoso trazado atraviesa unos 70 pueblos y ciudades, entre ellos, a 14 de las 15 capitales provinciales que tiene la Isla, y conectando cientos de vías y terraplenes.
Decidida ya la manera de hacerlo tomemos el curso de la Carretera Central, cuyo kilómetro 0 está marcado por el invaluable diamante del Capitolio Nacional, perteneciente a la última zarina de Rusia.
De seguro te admirarán sus puentes y viaductos, que, a más de ocho décadas de erigirse, siguen siendo funcionales a pesar de que son sometidos diariamente a cargas superiores a las previstas originalmente.
Según explican los expertos, su base de hormigón fue la solución técnica más duradera y costosa dentro de las existentes para la construcción de carreteras a nivel mundial. Además, y a pesar del deterioro que presentan algunos tramos, se asegura que está entre las mejores de toda América Latina.
Para lograr un ancho de seis metros durante todo el recorrido, con la calidad exigida, se utilizaron materiales rocosos provenientes de los alrededores de cada tramo, y cuando no tenían la calidad requerida, se trasladaron por largas distancias en vista de no afectar la calidad de la obra.
Terminada el 24 de febrero de 1931, el gobierno de la época pagó a los ejecutores unos 108 millones de pesos oro por la obra, pero a esta cifra debe añadírsele los gastos del Ministerio de Obras Públicas referidos a los estudios, proyectos y todos los relativos a la supervisión, lo que al final determinó un costo de 111 millones de pesos, para un costo de 97 pesos con 42 centavos por cada kilómetro construido.
La superficie de rodamiento se conformó a partir de hormigón bituminoso y en los lugares más transitados se aplicó sobre la base de hormigón una capa de arena de cuatro centímetros y adoquines de granito rellenando las junturas con un derretido de mortero hidráulico. De tal manera se emplearon unos 96 mil metros cuadrados de granito, más de 551 mil metros cúbicos de hormigón, y 13 mil toneladas de acero.
Sin embargo, todos los cubanos estamos seguros de que la obra valió la pena, igual de seguro lo estará todo aquel que desee recorrer la isla, de occidente hasta oriente, a lo largo de los 139 kilómetros de la Carretera Central. Sírvase de esta maravilla ingenieril para apropiarse de paisajes, playas y poblaciones que el turista convencional no podrá disfrutar desde un confortable hotel.