La Alameda de Paula, un paseo por los años
Los visitantes de todo el mundo que llegan a La Habana tienen en la parte más vetusta de la ciudad una visita obligatoria. En este recorrido, la Alameda de Paula es un sitio que invita a contemplar los viejos paisajes como si nos estuviéramos desplazando en el tiempo.
Este añoso lugar forma parte del paseo marítimo habanero, y es el más viejo de los prados capitalinos pues su terminación se sitúa en 1776 cuando se convirtió en un verdadero espacio social y cultural de La Habana.
El nombre de dicha Alameda se debe a su proximidad con la antigua clínica San Francisco de Paula, cuyas obras comenzaron en 1664 junto a una iglesia aledaña, que con el paso del tiempo fue también bautizada con el mismo apelativo.
En su génesis, la Alameda de Paula se componía de un terraplén flanqueado por dos filas de álamos y bancos de piedra caliza, y servía de placentero pasaje para los vecinos de la Villa de San Cristóbal, dada las carencias de sitios de recreo en aquel entonces.
Para el año 1845 el ingeniero mexicano Mariano Carrillo le añadió una glorieta, beneficiada con anterioridad a esa fecha bajo los mandatos de dos de los capitanes; y en 1847 se le sumó una fuente de mármol profusa de ornamentos.
Para ese entonces se comenzaron a nuclear aristócratas criollos en sus alrededores, y por supuesto se inició el levantamiento en los alrededores del paseo de numerosos palacetes devenidos hoy en tesoros de la arquitectura cubana.
Lamentablemente en el año 1730, un fuerte huracán que abatió la capital provocó la pérdida de ambas edificaciones, y por lo tanto un tiempo después fueron reconstruidas con similar función y estilo arquitectónico barroco, hasta que con el paso de los años fue desmantelado el hospital y una parte de la iglesia de marras.
La Alameda cambió mucho con el tiempo aunque conserva hoy desde sus buenos centenares de metros rodeados de cancelas de hierro, ese especial garbo que tuvo en sus orígenes, y que aún hoy el le confieren gran interés como vía de interés urbanístico, al recuperar muchos de sus atractivos originales gracias a la paciente labor de los expertos.
Con tanta historia por contar el paseo más antiguo de La Habana exhibe con orgullo condiciones suficientes para gozar de la predilección de los visitantes que acuden a la ciudad. Tras el despegue turístico de Cuba en los últimos cinco años, la oficina del historiador de la capital ha reposicionado la Alameda como un destino de gran atractivo para los visitantes foráneos.
En uno de sus extremos colinda con un parque, la Avenida del Puerto y el embarcadero de las lanchas que transportan a los pasajeros a Casablanca o Regla. Cerca de allí el visitante encontrará también una muy concurrida cervecería artesanal con el nombre de “Almacén del Cuero y el Tabaco donde se vende una deliciosa cerveza, y en la noche hay conciertos y presentaciones de músicos cubanos.