La Cueva del Indio: ¡otra maravilla que te espera en Viñales!
Sin lugar a dudas en toda Cuba no hay una cueva de atractivos tan altos como La Cueva del Indio, la caverna más visitada y bella de todas las que se encuentran en el parque nacional de los Mogotes de Viñales, en el extremo occidental de la isla de Cuba.
La silueta de un rostro indígena, insinuado por los contornos de una roca en la cordillera dio origen al nombre de dicha cueva, un sitio que guarda la más auténtica de las postales selváticas de Pinar del Río.
Aquí el turista podrá no solo admirar las maravillas naturales de la zona, con uno de los más subyugantes paisajes de la isla, sino que además disfrutará de un increíble paseo en bote pajo los helechos, las lianas y las cascadas que salpican el lugar.
Si bien se desconoce que en algún momento la cueva haya estado habitada por comunidades primitivas, en su boca encontramos un pequeño batey (aldea taína) con figuras indígenas ataviadas a la usanza de los antiguos pobladores, una suerte de regalo que combina fantasía con historia. Llama la atención de ese conjunto una fogata que abriga a una pareja mientras preparan alimentos y celebran antiguos ritos indígenas.
Avistada por primera vez en 1920 por un guajiro de la zona, la Cueva del Indio fue puesta en explotación en la década de los años 60 del siglo pasado, y desde entonces es uno de los sitios más visitados en la occidental provincia.
Son las corrientes del río San Vicente, nacidas en las proximidades de la gruta, las que fueron configurando la cavidad, que según los científicos tiene unos cinco millones de años de antigüedad, y una extensión nada desestimable de cuatro kilómetros, todos explorados.
En el interior de la caverna, estalagmitas y estalactitas se abrazan en ocasiones, a lo largo de laberínticos senderos que recorren decenas de visitantes durante cada jornada. El turista puede desandar las irregularidades de los pasadizos en un trayecto de 250 metros desde la entrada hasta un embarcadero sobre aguas represadas por la propia naturaleza.
Desde ese preciso momento se consigue navegar por toda la cueva con el asombro de descubrir en sus paredes y parte superior, increíbles y caprichosas formas que recuerdan desde hojas de tabaco, serpientes y otras fantasmagóricas figuras de considerables dimensiones.
Entre esas increíbles formas se encuentra incluso la de un habano. Al tratarse de la tierra del mejor tabaco del mundo la naturaleza también se las arregló para erigir su propio monumento a la hoja.
Debajo, las aguas del río San Vicente alcanzan una profundidad de hasta seis metros, y se cree por muchos que esas corrientes pudieran tener poderes medicinales al ubicarse muy cerca de pozos curativos radicados en la zona de Viñales.
Luego de varios minutos de paseo en lancha la luz nos anuncia que se aproxima la salida y se aprecian con mayor precisión los detalles de las paredes compuestas por rocas calizas. Justamente desde allí se observan los icónicos mogotes que distinguen al valle de Viñales, ubicado a unos 172 kilómetros de La Habana, la capital, y a unos 26 de Pinar del Río, la capital provincial.
También dentro de esas ingeniosas formaciones calcáreas, se halla el hotel La Ermita, desde cuyas ventanas se observan las vegas de los campesinos dedicados a cultivar las hojas de tabaco.
En los alrededores encontramos igualmente fósiles vegetales como la palma corcho, y otras especies que adornan el paraje, al que los especialistas consideran uno de los más antiguos de todo el Caribe.